La garnacha está de moda y de eso no cabe duda. Pero aunque ahora resuenen las de Madrid y Ávila, especialmente las de la zona de Gredos, la garnacha es originaria de Aragón.
También conocida como Grenache (en Francia), Alicante, Aragonés, Cannonau (en Cerdeña), Cañonazo, Giró (en Mallorca) o Tintilla -entre otros-, el primer dato documentado sobre esa variedad data de 1513, al hablar Gabriel Alonso de Herrera - ingeniero agrónomo y escritor- de una variedad conocida como "aragonés". Se dice que con las conquistas de la Corona de Aragón se propagó al sur de Francia y a Cerdeña.
Actualmente la garnacha es una de las variedades más plantadas del mundo, asentada en Cerdeña (Italia), el sur del Ródano (Francia), el valle de San Joaquín (California) o Australia. Además, es la tercera variedad más plantada en España, por detrás del tempranillo y la bobal. De sus más de 70.000 hectáreas plantadas aquí, unas 16.200 se encuentran en Aragón, repartidas entre las denominaciones Cariñena, Calatayud y Campo de Borja, aunque también se encuentra en la Rioja, Priorato, Navarra o Madrid.
La garnacha es una variedad que prefiere suelos secos y cálidos y es bastante resistente al viento. Suele dar vinos alcohólicos, de poco color (salvo en las variedades tintoreras), con acidez, tánicos y que se oxidan fácilmente.
Ahora toca poner los dientes un poco largos con algunos ejemplos de garnachas ricas.
El Chaparral 2014 (D.O. Navarra)
La bodega Nekeas se creó en 1989 por ocho familias vitivinícolas de la zona de Añorbe (al sur de Pamplona). Allí se elabora esta garnacha de entre 70 y 100 años de edad, con fermentación maloláctica y posterior crianza de unos seis meses en barricas de roble francés.
Una garnacha con personalidad, potente, con mucha fruta madura tanto en nariz como en boca, y toques especiados y de cacao.
La Garnacha de Mustiguillo 2014 (Pago El Terrerazo)
En la bodega familiar Mustiguillo elaboran esta garnacha con cepas de más de 30 años cultivadas en vaso a unos 800 metros de altitud. Tras fermentar el mosto en tinas de roble en contacto con un 20% del raspón, el vino envejecerá unos 10 meses en barricas de roble francés. Sólo emplean el mosto flor (no el prensado).
Un vino muy fácil de beber, fresco y ligero, con muchas notas de frutos rojos y un gran equilibrio entre dulzor y acidez.
Sentits Negres 2012 (D.O. Cataluña)
Desde 2008 llevan trabajando la garnacha en la bodega Puiggros, en el municipio de Ódena, muy cerquita de Barcelona. Este vino se elabora con cepas de más de 80 años plantadas a 450-650 metros de altitud, fermentando una parte del mosto en depósitos de acero inoxidable y otra en barricas, para posteriormente pasar 12 meses en barricas de 300 y 500 litros de roble francés de Allier.
Diferente a las demás garnachas, este vino quizás tenga un punto más vegetal que no guste a todos. A mí me encanta. Fresco y sedoso, resulta una mezcla de fruta roja con flores y especias, con un tanino maduro que lo hace más elegante.
Albada Finca Collado de Oro 2012 (D.O. Calatayud)
Este vino se elabora en la bodega Virgen de la Sierra, en Villarroya de la Sierra, al noroeste de Calatayud. Garnachas de más de 70 años a 950 metros de altitud que tras la vendimia se despalillan a mano, fermentando en barricas de 400 litros de roble francés y con una crianza posterior de 12 meses en barrica. Sólo se elaboran 1.052 botellas (me bebí la 1.021).
Aunque en nariz domine una sobremaduración, te llena la boca, encandila y apetece beber más. Muy complejo, lleno de matices en los que dominan la fruta madura y los balsámicos, deja un retrogusto dulzón. Todo un descubrimiento.
En cuanto al maridaje, aunque todo va en función de los gustos de cada uno, la garnacha casa muy bien con embutidos, carnes de caza, carnes a la brasa y quesos. ¡¿A que os he abierto el apetito?! Pues animaros a catar o beber más garnachas ^_^