Hoy quiero hablar de una variedad de uva tinta que me gusta mucho. A algunos les resultará aburrido, pero no hay que olvidar que el vino sale de las uvas, y que la viña es lo principal a cuidar y tener en cuenta para poder optar a crear grandes vinos.
La BRANCELLAO -también llamada albarello, alvarello, brancello, brencellao, brencello, serradelo o serradillo- es una variedad de origen gallego cultivada de forma aislada a orillas del río Sil. Hace unos cinco años se estimó que apenas quedan unas 20 hectáreas de estos viñedos viejos, lo que parece mentira cuando hace un siglo era la variedad más típica de la ribera del Sil. Es una pena que se cultive tan poquito con el tremendo potencial que tiene esta uva.
Se dice que es una de las mejores uvas de las montañas gallegas, y como suele pasar, cultivarla no es tarea fácil. Maduran mejor sobre suelos pobres y hay que controlar mucho la carga por cepa. Además, es una variedad muy sensible al oídio -una de las enfermedades más típicas e importantes de la vid-.
Esta variedad de uva sólo se cultiva para vinificación y su calidad global enológica está entre buena y muy buena. Aporta mucha frescura a los vinos por su buena acidez (entorno a los 7,9 gramos/litro) produciendo unos vinos muy estructurados, debido en parte a la buena intensidad colorante y al grado alcohólico (14,6%) aportados.
Los vinos de brancellao son complejos, delicados e intensos. Y presentan un mix de sensaciones en cata muy complejo, mezclando lo afrutado con lo mineral, y lo maduro con lo fresco.
Aunque cueste creerlo -visto el panorama actual del dominio del vino blanco en Galicia-, en tierras gallegas originariamente se producían sobretodo vinos tintos. Por eso hay que recordar y reivindicar que en Galicia existe el tinto. Y un vino tinto muy rico (aunque no todos, está claro). Sólo hay que buscar un poquito y probar. Hay pocos y muchas veces son caros, pero merece la pena probarlos. ¡¡Ojalá pudiéramos verlos más en tiendas y restaurantes!! Hasta que así sea, yo al menos aprovecho cada viaje o escapada a esas maravillosas tierras para descubrir y comprar alguno.
Y hoy recomiendo uno muy rico elaborado por un genio: QUINTA DA MURADELLA ALBARELLO.
En la bodega Quinta da Muradella sólo se elaboran maravillas. Y es que su dueño y enólogo, Jose Luis Mateo es un amante del vino y de las viñas, y logra transmitir su pasión a cada vino que elabora. Embajador sin duda de la D.O. Monterrei y de los tintos gallegos -aunque sus blancos tampoco tienen desperdicio-, se declara defensor de las variedades autóctonas gallegas.
En su bodega de Verín, Mateo elabora este Albarello (Brancellao) monovarietal fermentándolo en presencia de una parte del raspón, con una maceración postfermentativa de unos tres meses, para posteriormente pasar 16 meses en barricas de roble francés.
Tras todo esto y un buen reposo en botella, se obtiene un vino redondo, de 15% vol.alc.. Un vino muy mineral, con notas salinas y ahumadas, pero con una marcada acidez que le aporta mucha frescura. Una bomba de sensaciones, para disfrutar, saborear y compartir. Una joyita algo cara (ronda los 40 euros) pero que merece la pena probar.
La BRANCELLAO -también llamada albarello, alvarello, brancello, brencellao, brencello, serradelo o serradillo- es una variedad de origen gallego cultivada de forma aislada a orillas del río Sil. Hace unos cinco años se estimó que apenas quedan unas 20 hectáreas de estos viñedos viejos, lo que parece mentira cuando hace un siglo era la variedad más típica de la ribera del Sil. Es una pena que se cultive tan poquito con el tremendo potencial que tiene esta uva.
Viñedos de uvas blancas y tintas, en la Ribeira Sacra. |
Se dice que es una de las mejores uvas de las montañas gallegas, y como suele pasar, cultivarla no es tarea fácil. Maduran mejor sobre suelos pobres y hay que controlar mucho la carga por cepa. Además, es una variedad muy sensible al oídio -una de las enfermedades más típicas e importantes de la vid-.
Racimo y hoja de la variedad brancellao |
Esta variedad de uva sólo se cultiva para vinificación y su calidad global enológica está entre buena y muy buena. Aporta mucha frescura a los vinos por su buena acidez (entorno a los 7,9 gramos/litro) produciendo unos vinos muy estructurados, debido en parte a la buena intensidad colorante y al grado alcohólico (14,6%) aportados.
Los vinos de brancellao son complejos, delicados e intensos. Y presentan un mix de sensaciones en cata muy complejo, mezclando lo afrutado con lo mineral, y lo maduro con lo fresco.
Aunque cueste creerlo -visto el panorama actual del dominio del vino blanco en Galicia-, en tierras gallegas originariamente se producían sobretodo vinos tintos. Por eso hay que recordar y reivindicar que en Galicia existe el tinto. Y un vino tinto muy rico (aunque no todos, está claro). Sólo hay que buscar un poquito y probar. Hay pocos y muchas veces son caros, pero merece la pena probarlos. ¡¡Ojalá pudiéramos verlos más en tiendas y restaurantes!! Hasta que así sea, yo al menos aprovecho cada viaje o escapada a esas maravillosas tierras para descubrir y comprar alguno.
Y hoy recomiendo uno muy rico elaborado por un genio: QUINTA DA MURADELLA ALBARELLO.
En la bodega Quinta da Muradella sólo se elaboran maravillas. Y es que su dueño y enólogo, Jose Luis Mateo es un amante del vino y de las viñas, y logra transmitir su pasión a cada vino que elabora. Embajador sin duda de la D.O. Monterrei y de los tintos gallegos -aunque sus blancos tampoco tienen desperdicio-, se declara defensor de las variedades autóctonas gallegas.
En su bodega de Verín, Mateo elabora este Albarello (Brancellao) monovarietal fermentándolo en presencia de una parte del raspón, con una maceración postfermentativa de unos tres meses, para posteriormente pasar 16 meses en barricas de roble francés.
Tras todo esto y un buen reposo en botella, se obtiene un vino redondo, de 15% vol.alc.. Un vino muy mineral, con notas salinas y ahumadas, pero con una marcada acidez que le aporta mucha frescura. Una bomba de sensaciones, para disfrutar, saborear y compartir. Una joyita algo cara (ronda los 40 euros) pero que merece la pena probar.
A mí me gustan los tintos gallegos, ¿y a ti?