miércoles, 22 de octubre de 2014

No es corcho todo lo que se descorcha...

                 Hace un tiempo os hablé del famoso "gusto a corcho" que tenían alguna botellas y de sus posibles causas (no siempre el corcho). De cómo es algo "normal" - aunque hay métodos para evitarlo -, y del hecho de no sentir vergüenza a la hora de decirlo al camarero y que os cambie la copa.

             En cambio hoy quiero hablar de los tópicos del corcho. De la importancia de un buen corcho para determinados tipos de vinos y de las tonterías de pensamientos y prejuicios que existen ante el uso de otro tipo de tapón para una botella de vino.

            Algo que la gente desconoce, es que hasta hace bastante poco (décadas?), el tipo de tapón empleado en las botellas de vino a penas importaba. Se obviaban sus posibles efectos negativos en el vino, se consideraba algo normal.

              


             Hoy en día - y deberíamos dar gracias - existe un gran reto en el sector vitivinícola por perfeccionar los posibles sistemas de cierre para vinos, incluyendo al rey, que es el corcho, pero también a sus alternativas (tapones sintéticos, de rosca, zork, de cristal). Esto ha hecho que los enólogos tengan una gran variedad de opciones realmente buenas, en función siempre del tipo de vino a embotellar.

         A parte de los diferentes gustos y opiniones - siempre existirán conflictos y polémicas - que puedan haber, no hay duda de que el corcho sigue siendo el tipo de tapón más usado y preferido por muchísimos expertos. Pero también es cierto que no existe en el mundo cantidad suficiente de corcho para taponar todas las botellas de vino producidas en el mundo. Por lo que las alternativas, a parte de muy válidas, son necesarias.


        Yo defiendo el uso de los corchos por muchas razones. Porque son un producto ecológico, 100% biodegradable, así que de por sí solo no contaminante. También porque la industria corchera es mayoritariamente española y portuguesa, y en la época en la que estamos (de la que parece nos cuesta salir) es muy importante tenerlo en cuenta y apoyarla. Y en mi opinión, porque para vinos de largas crianzas es necesario (polémicas a parte). Y reconozco que románticamente hablando también me gustan más.

            Pero también defiendo sus alternativas. Y descorchar una botella que no lleve un corcho por tapón no debe considerarse como algo "cutre", ni debemos pensar que ese vino vaya a ser de peor calidad. Es más, lo que no se sabe (sobretodo consumidores de España) es que en muchos mercados como el de Reino Unido exigen que el vino lleve tapón de rosca. Este conserva perfectamente vinos jóvenes o vinos de consumo temprano (yo aún no me fío de ellos para vinos que vayan a pasar largos periodos en botella...), además que son muy fáciles de abrir y cerrar.

Vinos de Bodega Grandes Vinos y Viñedos con tapón de rosca. D.O. Cariñena.

             También los tapones sintéticos me parecen muy fiables para botellas de vinos jóvenes, ya sean blancos, rosados o tintos, aunque puedan ser motivo de polémicas por su dudosa sostenibilidad. Además, se puede jugar con los colores como estrategia de marketing para hacerlos más llamativos. Me gusta mucho el que usan en las botellas del vino canario El Grifo Malvasía Colección 2013 (gran vino, por cierto), en color negro con un grifo mitológico dibujado. O el de el Rueda El Perro Verde que pongo en una de las fotos.

        


          Y con esto acabo. Continuo con mis tareas por tierras gallegas, aunque ahora me tomo un descanso para catar un vino de los vecinos portugueses (un Batuta 2012, de Niepoort Vinhos... Rico rico  ^_^ )


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